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miércoles, 8 de marzo de 2017

Especial Día de la Mujer

Guerrilla Girls: la necesidad de un movimiento feminista en el Arte contemporáneo

    En un día tan señalado como el de hoy, hemos querido traeros una entrada que una a las mujeres con el Arte. Por suerte cada vez son más los seminarios, estudios, libros y artículos que se escriben acerca del papel de la mujer en la Historia del Arte, proceso que ha llevado no pocos años de reivindicaciones. Uno de los movimientos de lucha contra el machismo imperante en el Arte fue iniciado por las Guerrilla Girls en los años 80, movimiento que sentó las bases de posteriores luchas contra la discriminación hacia las mujeres en este ámbito. Picasso, Van Gogh, Monet, Velázquez, Goya, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Kandinski, Durero, Rivera, Munch, Warhol, Tiziano, Klee, Bacon, El Greco, Dalí, El Bosco, Renoir, Ensor... da igual en el siglo o movimiento en el que pensemos, ellos son los Reyes, ¿y nosotras? Por eso la necesidad de unas Guerrilla Girls.
Las Guerrilla Girls para el New York Times

Surgimiento del movimiento

Las Guerrilla Girls no fueron el primer movimiento social dentro del mundo del arte y heredaron y se beneficiaron de los éxitos y de tener presentes los errores de movimientos anteriores como la Guerrilla Art Action Group (GAAG) y el Art Workers Coalition (AWC) pero las Women Artist in Revolution (WAR), escisión de los AWC y activo al principio de los setenta fue el único grupo feminista antes de las Guerrilla.

    Aunque las Guerrilla Girls empezaron sus andaduras a principios de los 80 en el Soho neoyorkino pegando carteles y pegatinas contra la desigualdad que sufrían las mujeres y personas de color, se establece 1985 como el año clave en que llevaron a cabo su primer acto contra la desigualdad de género. Puede que parezca que no hicieron gran cosa, pero hay que tener en cuenta que la pega de carteles por la ciudad de Nueva York es un delito penado en la Ley Federal norteamericana. Así que, para llevar a cabo sus acciones, tuvieron que esconderse. Y qué mejor que ponerse una máscara de gorila, elemento que las caracterizará y las identificará hasta el día de hoy. ¿Por qué un gorila? Y lo más importante, ¿por qué no? Para empezar, y como ya hemos dicho, da anonimato a las mujeres que lo llevan. ¿Sólo como protección? Ni mucho menos, sino también como símbolo de lo que ocurre con muchas mujeres dentro y fuera del arte: que son invisibles. Si algo caracteriza a las mujeres en el Arte y en la Historia es que se ha optado por ignorarlas, por hacerlas prácticamente invisibles y así es como se cierra el círculo en una irónica e hilarante crítica por mujeres que podrían ser rostros conocidísimos dentro de nuestra sociedad. Además, si pensamos en la pronunciación de "guerrilla" y "gorila" en inglés es bastante parecida, de ahí que igual a muchos os suene aquello de "Gorila Girls" y es que la prensa del momento tuvo sus más y sus menos con el nombre. Y por último, pero no menos importante, el gorila se asocia con la imagen de King Kong, que como todos sabemos en la imagen de la masculinidad, aquella contra lo que luchan. Y es que el humor y la ironía son características básicas de las Guerrillas y hay que asumirlas para entenderlas.

Guerrilla Girls, 1985

   ¿Pero qué pasó exactamente en 1985? El Metropolitan Museum of New York preparó una exposición de arte contemporáneo con 169 artistas de los cuales sólo 13 eran mujeres. Ante este hecho tan significativo y aún frecuente, las Guerrilla colocaron este cartel que tenéis en la parte superior con la Gran Odalisca de Ingres y la máscara de gorila como símbolo de represión patriarcal en los cánones de belleza en el Arte. En el cartel, además, se puede leer: «¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el Met. Museum? Menos del 5% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos». Y estos datos parecen no haberse modificado a día de hoy pues a principios de 2015, en una conferencia en Matadero de Madrid, las propias Guerrilla Girls afirmaban que los datos actualizados del Museo Metropolitano eran, paradójicamente, demasiado similares (4% y 76%).  En a
bril de 1985 más posters “descarados” empiezan a aparecer en las paredes del Soho y de East Village en New York, lugares de residencia y exposición de artistas. Las Guerrilla Girls se atribuyeron el acto y prometieron más erigiéndose en la conciencia del mundo del arte ya que sus actividades eran mensajes de servicio público.

   ¿Cuáles son sus tácticas de guerrilla? El anonimato, número de miembros no revelado, actos sorpresa y acciones en pro del servicio público. Poco a poco se fueron haciendo cada vez más visibles en New York y en los medios especializados en arte al convertir la calle en el centro de sus actos. En 1987 New York Magazine las incluye en los cuatro poderes que marcarían el mundo del Arte y la National Organization of Women les concedió el premio Susan B. Anthony (sufragista estadounidense) en febrero de 1987. Pero pese a seguir con sus actos reivindicativos callejeros también empezaron a ser invitadas para dar charlas en escuelas, conferencias, universidades y como comisarias invitadas. En junio de 1987 organizan una exposición retrospectiva de sus posters en el Brooklyn Bridge Anchorage.

En 1986 su mensaje empieza a salir de NYC y sobre febrero de ese mismo año son invitadas por el College Art Associaton a su convención enmarcadas en el Anger Panel. 

Guerrilla Girls' 1986 report Card

En abril y mayo de 1986 las Guerrilla organizan en el Cooper Union dos conferencias, Hidden Agender: an evening with Critics y Passing the Bucks: an Evening with Art Dealers. Previo a su celebración se publicaron textos que denunciaban que los prejuicios existentes hacia las mujeres en el mundo en general se hacían más patentes en el mundo del Arte, como en cualquier ámbito de privilegio, ya que el dinero y reconocimiento se movía entre hombres. En Passin the Bucks un comerciante de arte afirmaba que uno de los principales problemas era que las mujeres no compraban arte, no coleccionaban y que hasta que empezaran a hacerlo nada iba a cambiar. Cada vez que alguno hacía un comentario aparentemente autocomplaciente como este, una de las Guerrilla Girls corría a ponerse delante del “escenario” con una pancarta que ponía por un lado “Oh really” y por el otro “But I’m not angry”.

Algunas críticas que recibieron de otros movimientos feministas apuntaban a que sí estaban criticando y poniendo al descubierto prejuicios y discriminaciones en el mundo del Arte pero no estaban haciendo nada para cambiar el sistema, ni elaborando teorías sobre cómo hacerlo ni institucionalizándose, por lo que más que feministas eran activistas políticas limitando sus reivindicaciones a actos puntuales. A esto respondieron que no querían caer en los mismos errores que otros movimientos feministas y pretendían evitar debates ideológicos y personales grandilocuentes. Querían usar datos y denunciar patrones de discriminación contra las mujeres y las minorías de manera concreta y práctica. La escasa regulación legal del mundo del Arte también hace necesario un movimiento de este tipo ya que los precios y la producción no están regulados de ningún modo y al estar entendidos los artistas como “contratistas independientes” no existe posibilidad alguna de amparo si se produce una discriminación por motivos machistas o racistas, dos de los grupos que más sufrían (y sufren) estos hechos.

Guerrilla Girls, 1987

Esta autorregulación del mundo del arte no hizo sino dar fuerzas a las Guerrilla Girls quienes anunciaban ambiciosos planes de futuro, planteando la creación de un grupo de presión destinado a desafiar a las instituciones públicas y la creación de un departamento legal. Pese a ser conscientes de la dificultad de su empresa y su, para otros grupos feministas excesivo, realismo y pragmatismo, no dejaban de conservar cierta dosis de idealismo en torno a que si el Arte es un reflejo de la Humanidad.

    Evidentemente durante los 90 esa tendencia siguió al igual que las protestas de las gorilas que se centraron en atacar el mercado del arte, el cuarto mercado negro del mundo por detrás de la droga, la prostitución y la compra de diamantes. En el mercado norteamericano, sería ese sector el que patrocinaría a través de fundaciones a la mayoría de los museos del país además de instituciones públicas.  Pero sus críticas no se quedaron solo aquí, sino que también cuestionarían que museos como el Guggenheim de Abu Dabhi sigan teniendo en la actualidad un motor económico basado en buena medida en la esclavitud o el endeudamiento de la ciudadanía. Una vez más, el compromiso social del colectivo se convierte en su motivación para la creación artística, y el feminismo refleja precisamente todas reivindicaciones de igualdad real para las personas con independencia de su género, raza o nivel económico, convirtiéndose por tanto en el eje transversal de todo su discurso creativo.
Las ventajas de ser una mujer artista, Guerrilla Girls, 1988
Uno de sus carteles más famosos reza así: 
  • Trabajar sin la presión del éxito.
  • No tener que participar en shows con hombres.
  • Poder escapar del mundo del arte gracias a tus otros 4 trabajos como free-lance 
  • Saber que tu carreara podría remontar después de que cumplas 80.
  • Tener la seguridad de que, sin importar el tipo de arte que realices, será denominado “femenino”.
  • No quedarse estancadas en una posición permanente de docente.
  • Ver cómo tus ideas viven en el trabajo de otros.
  • Tener la oportunidad de escoger entre tu carrera o maternidad.
  • No tener que asfixiarse con puros enormes o pintar vestidas con traje italiano.
  • Tener más tiempo para trabajar cuando tu pareja te deja por una más joven.
  • Ser incluidas en las versiones revisadas de la Historia del Arte.
  • No tener que sufrir el bochorno de ser consideradas un genio.
  • Conseguir que tu foto salga en magazines de arte vistiendo un traje de gorila.

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