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domingo, 15 de mayo de 2016

Palmira

Un oasis en el desierto


    Cuando tristemente la actualidad manda, son muchas referencias históricas y artísticas las que encontramos en los medios de comunicación. Palmira lleva siendo portada y noticia de interés desde hace unos meses, ¿pero qué sabemos de este sitio arqueológico declarado Patrimonio de la humanidad desde 1980? Vamos a pegarle un repaso a su historia para poder comprender mejor la importancia de su legado y lo que supondrá en la cultura posterior como demuestra el poema número I de las Flores del mal de Baudelaire:

Las alhajas perdidas de la antigua Palmira,
los metales ignotos y las perlas del mal
engarzados por Ti, no serán suficientes
para tan deslumbrante, bella y clara diadema;
porque sólo ha de ser de luz pura, arrancada
de ese santo esplendor de la luz primigenia,
ante el cual los luceros de los ojos mortales
no son más que empañados y dolientes espejos.





Surgimiento y desarrollo

Palmira se encuentra hoy situada en el mismo oasis del que brotaba agua hace milenios. Las primeras referencias sobre su fundación las encontramos en La Biblia (Reyes I, 9 y Crónicas II, 8) donde se nos dice que la ciudad fue fundada por el rey Salomón, y aunque sabemos que no es así, es muy interesante ver como de alguna manera se la intenta relacionar con uno de los personajes sabios más importantes de la Antigüedad. La fundación de esta ciudad lo permitió su propia localización, rodeada de manantiales de agua sulfurosa pero potable, que tuvo fama de curar ciertas enfermedades. Dos siglos antes del nacimiento de Cristo, ya se habla en las crónicas asirias e hititas de Tadmor, su antiguo nombre, y su vinculación con el comercio debido a que contenía un núcleo caravanero.


    Quizá con este mapa nos entendáis mejor. Por el Eúfrates, las mercancías que provenían del Oriente más lejano, se dirigían hacia el norte, hasta alcanzar más o menos Dura Europos (que quedaría a la misma altura que Palmira pero en la otra orilla del río). Desde allí, para conseguir llegar a la costa del Mediterráneo, era necesario atravesar el desierto, ¿y qué mejor que un lugar a la mitad donde descansar y recoger fuerzas? Durante el I milenio a. C, con las culturas griegas y romanas, la demanda de artículos de lujo procedentes de Oriente se incrementó y Palmira era el lugar por excelencia donde se juntaban los productos más ricos de Asia e India: seda, jade, especias, marfil, mirra, perlas, piedras preciosas, perfumes, ébano, cerámica y estatuas de mármol y bronce. Por esta razón siempre dependió de los grandes imperios para su desarrollo (griegos, romanos, partos y sasánidas) y fue durante el periodo helenísitico, cuando se reparten las conquistas de Alejandro Magno, cuando Palmira entró en la historia.
    De la antigua Palmira no quedan apenas restos debido al urbanismo romano, pues en el año 64 a.C. Siria se convirtió en una provincia romana y la ciudad empezó a perder su diseño original por otro más geométrico. Y es ahora cuando también se cambia el nombre de Tadmor por Palmira que significa "lugar de palmeras". Pronto los partos comenzaron a interesarse por la ciudad y lo más lógico es pensar que debido a su carácter fronterizo estuviera siempre en peligro, pero nada más lejos de la realidad. Esta situación le permitió tener un carácter independiente y seguro puesto que ni romanos ni partos querían interrumpir el pujante comercio que se daba allí. Incluso los emperadores permitieron que la ciudad no pagara tasas para exprimir todo su potencial. Este momento fue el de mayor esplendor, protegida por unos y por otros, con excelentes vías de acceso construidas por los romanos, lo que le permitió expandirse hasta alcanzar los 6 kilómetros cuadrados, un buen tamaño para una ciudad de la Antigüedad. 


Estilo y arquitectura

    Como ya habréis deducido de los párrafos anteriores, Palmira era una mezcla de elementos orientales y occidentales como, por ejemplo, los templos, que estaban dedicados a dioses orientales como Nabo, Bel o Baal-Shamin aunque se construyeron en época romana. Dedicados a dioses lejanos, pero los edificios eran de planta romana y seguían un claro modelo clásico. Además la ciudad contaba con teatro (algo que creo que no se nos va a olvidar nunca), termas, senado (aunque más bien era un lugar para las reuniones) y un foro que servía como lugar de encuentro. Pero no se trazaron ni cardo ni decumano (vías de norte a sur y de este a oeste que marca la división en las ciudades romanas), sino que se abrieron a finales del siglo II o comienzos del III respetando construcciones anteriores. Estas vías son claramente reconocibles por estar columnadas y porticadas


    Toda la ciudad estaba cercada por un muro que rebasaba los anteriores y que protegían así a la ciudad y a parte de la necrópolis. Las casas lujosas tenían una planta griega, con peristilos (galería de columnas que rodea una construcción) corintios y muros adornados con estucos pintados que son los que se encontrarían en el museo arqueológico de la ciudad. Vamos a ir siguiendo el mapa que os ponemos a continuación para hacernos una idea de cómo sería la ciudad lo que en ella había:




    De la Plaza oval sólo queda un tramo de columnas con capiteles corintios en forma de arco que enlazaba la vía columnada con una de las puertas de la ciudad. A su lado se encuentra el Campo de Diocleciano que no era ni más ni menos que un campamento militar. La vía columnada se prolonga más de un kilómetro y no es totalmente recta. Cuenta con más de 200 columnas corintias que conservan la peana de las estatuas de quienes las sufragaron (según las inscripciones en griego y palmireno).

Templo de Baal- Shamin

    El Templo de Baal-Shamin es de muy pequeño tamaño pero estaba bastante bien conservado, aunque por desgracia es una de las construcciones dinamitadas y perdidas. Fue construido en el s. II d.C y esta divinidad que nos suena tan poco era de origen fenicio y formaba una tríada con Agilbol y Malakbel. En época bizantina se utilizó como iglesia cristiana. 

Tetrapylon

    El Tetrapylon marcaba la unión entre las dos vías principales. Lo formaban cuatro pabellones de columnas de granito rosa sobre un podio. Dentro de cada uno de los cuatro había una estatua. Esto era una reconstrucción y sólo una de las columnas era original aunque no ha impedido que escape a la barbarie.


Teatro de Palmira

    El teatro romano es por suerte uno de los lugares respetados, aunque por causas bastante siniestras. En la escena permanecen los nichos y columnas originales. Los asientos están separados del espacios escénico por una barrera de losas verticales. Al igual que ocurre con otros teatros romanos, siempre se ha seguido utilizando como para la representación de espectáculos.

Templo de Nabu

    El Templo de Nabu se alza sobre un podio de grandes sillares. Este templo conservaba sólo las bases de las columnas que rodeaban el recinto interior. Estaba consagrado a Nabu, dios babilonio de la escritura, identificado con Apolo.

Arco monumental

    El arco monumental, también dinamitado, era de planta triangular y se construyó así para alinearlo con el Templo de Bel. La decoración en relieve era de tipo vegetal. Las dovelas (piedras que lo forman) estaban desplazadas, pero aguantaban en frágil equilibrio el paso del tiempo.

Templo de Bel

    Es quizá por su tamaño una de las pérdidas más llamativas de la ciudad, pues la foto de la explosión que se llevó a cabo dio la vuelta al mundo, aunque dejó en pie alguna columna. El Templo de Bel fue el mayor templo de Palmira, y estuvo consagrado a la principal tríada divina palmirena formada por Bel, Yarhibol y Aglibol. Dentro había dos cámaras secretas enfrentadas, rasgo inusual, y relieves con sacrificios a estos dioses.

    La otra parte que distingue a Palmira y constituye su arte, son los relieves, que constituyen su parte más original. Los relieves eran de carácter religioso y funerario, con una estética a medio camino entre el realismo característico del mundo romano y la idealización.

Aglibol, Baal-Shamin y Malalkbel

   La representación de divinidades palmirenas se caracteriza por por la mezcla de elementos orientales propios de la zona con otros tomado del mundo clásico romano. Un rasgo típico de la región de Palmira, es la asociación de varios dioses formando tríadas, siendo esta una de las más importantes como hemos visto antes. Agilbol tenía un evidente carácter astral y se identificaba con la luna, astro que en la imagen superior aparece representada en el interior del disco radiante que rodea la cabeza de Agilbol. El "señor de los cielos" era Baal-Shamin y por eso parece representado en el centro. En época helenística fue muy venerado en Dura Europos, la capital saléucida, y durante el Imperio Romano su culto floreció en Oriente. Malalkbel tenía, como las otras dos divinidades, un carácter cósmico: representaba el sol, asociado a la fertilidad, a la vegetación y, a través de ella, a los ciclos de la naturaleza y el renacer. 


Relieve de Palmira actualmente en el MET

    El valle de las Tumbas es una de las necrópolis de Palmira, formada por tumbas, torre y por hipogeos excavados en el suelo, auténticos mausoleos que puede acoger a cientos de difuntos. Su interior está decorado con pinturas y relieves, y con abundantes bustos y estatuas de los difuntos.

Uno de los bustos
    Las vestiduras de Palmira disimulan los cuerpos bajo los pliegues como una característica propia. Destacan los ricos accesorios, urnas votivas y piezas cerámicas que adornan el relieve funerario. La representación es frontal y realista, sobre todo en los detalles del peinado. La mujer suele aparece apoyada en uno de los brazos y con gesto pensativo, muy usual.

    Los que sabéis algo de Palmira estaréis pensando: "¡No has dicho nada de Zenobia!". Pues no, porque sería alargar mucho la entrada, y esa parte se la dejamos a la Historia y que nos lo cuente más detalladamente en otra entrada. 

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