Aquí estamos de nuevo. Esta vez no se trata de un hecho,
personaje, movimiento u obra sobre la que creemos que es importante o
interesante escribir. No. Esta vez es personal. ¿Os acordáis de esos momentos
en el colegio aprendiendo a escribir correctamente? ¡Ah, qué tiempos! Seguro
que no todos los recuerdos de esa época son positivos, pero estaremos de
acuerdo en que a todos nos ha servido ya que nadie nace aprendido.
Pues bien,
parte de lo que todos hemos aprendido, en estos últimos años parece que se está
tirando por tierra, ¿recordáis la importancia de la tilde o la ausencia de ella
en “solo”?, pues ahora ya da igual, no hace falta. Y ya no se trata sÓlo de las
tildes, que por cierto ahora “guión” tampoco la lleva o “truhán”, “huí” y
demás; sino que hasta se empiezan aceptar en el Diccionario de la Real Academia
palabros o aberraciones lingüísticas como “almóndiga”, “dotor”, “cederrón”, “murciégalo”,
“asín” o “vagamundo” entre otras. Obviamente en las entradas correspondientes a
alguna de estas palabras se aclara que son palabras vulgares o que se utiliza
en un contexto coloquial, ¡faltaría más!
La justificación de la RAE para incluir estas “cosas”,
cuesta llamarles normas, es que el castellano es un idioma vivo y que debe de
adaptarse a los tiempos. Pues bien, nosotros creemos que, pese a que esta
afirmación pueda ser cierta y sea necesario incluir términos referidos a
objetos o situaciones que no existían hace unos años, eso no es motivo para
abrir las puertas de la normativa que rige un idioma que es el tercero del
mundo en cuanto a hablantes. No todo vale. Es decir, ¿qué problema había con la
acentuación de sólo como adverbio? Que nosotros sepamos ninguna. ¿Qué muchos se
equivocaban? Pues se aprende, no se iguala la norma por abajo.
En un tiempo en el que hablamos de fracaso escolar y en el
que nuestro sistema educativo es puesto en entredicho por los famosos informes
europeos, de los que sólo se habla las dos semanas posteriores a su publicación,
cosas como estas no nos hacen recuperar la fe o la esperanza en la sociedad. Ya
que a los niños o a las personas en general les cuesta aprender, rebajemos el
nivel, no se vaya la gente a frustrar por no alcanzar el mínimo exigible sea en
los estudios primarios o a la hora de hablar y escribir nuestra propia lengua. ¿Es
eso lo que queremos? Nosotros no.
Por esa razón manifestamos que: la RAE nos puede venir a comer el papo a los dos porque vamos a seguir escribiendo como nos enseñaron en el colegio, para ellos, mal. Vamos a seguir escribiendo sólo aunque se convierta en norma y no recomendación, seguiremos acentuando éste y Julio Iglesias seguirá siendo un truhán y un señor. Seguiremos escribiendo transatlántico y transporte, porque para escribir así gastamos años y años de nuestra infancia. Y Pérez Reverte puede comer las almóndigas que quiera y meterlas en su fregoneta, que nosotros no pensamos participar de la demencia de unos señores que mejor estarían bien lejos de ésta nuestra lengua.
Por esa razón manifestamos que: la RAE nos puede venir a comer el papo a los dos porque vamos a seguir escribiendo como nos enseñaron en el colegio, para ellos, mal. Vamos a seguir escribiendo sólo aunque se convierta en norma y no recomendación, seguiremos acentuando éste y Julio Iglesias seguirá siendo un truhán y un señor. Seguiremos escribiendo transatlántico y transporte, porque para escribir así gastamos años y años de nuestra infancia. Y Pérez Reverte puede comer las almóndigas que quiera y meterlas en su fregoneta, que nosotros no pensamos participar de la demencia de unos señores que mejor estarían bien lejos de ésta nuestra lengua.
BIBAN LAS TILDES DIACRÍTICAS!
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