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miércoles, 15 de abril de 2015

El Templo de Debod

Una ventana a Egipto desde Madrid

El Templo de Debod se ha convertido en visita obligatoria para todos aquellos visitantes de la capital. Y no sólo por el hecho de poder ver un templo de estas características en Europa, sino también de disfrutar de, dicen, uno de los mejores puntos de la ciudad donde admirar una bonita puesta de sol. El monumento está situado en la Colina de Príncipe Pío, lugar donde se llevaron a cabo los tristemente conocidos fusilamientos del 2 y 3 de mayo que Goya retrató (aunque nunca los presenció), en lo que antiguamente era el conocido como Cuartel de la Montaña.  Hoy en día, los alrededores se convierten en un lugar ideal para hipsters con cámara, turistas, guiris (hay que diferenciar), fotógrafos, novios haciéndose fotos de boda, gente con ganas de pasear, gente con ganas de sentarse en un banco a disfrutar, niños, perros, gente animada que toca varios instrumentos y ameniza la tarde, botellones y, por supuesto, policía. Como para perdérselo.



¡Qué bonito!




    El templo de Debod fue un regalo del gobierno Egipcio a España por su ayuda, junto con la UNESCO, para salvar los templos antiguos damnificados por la construcción de la presa de Asuán. Así mismo Italia, Países Bajos y Estados Unidos recibieron también un templo como obsequio de gratitud. Que Franco tenía sus cosas, pero lo de construir embalses y traerse templos egipcios lo llevaba muy bien. El templo tiene unos 2.200 años de antigüedad y estaba situado en una localidad del mismo nombre, en la zona de la baja Nubia, próximo a la primera catarata. Comenzó a construirse en el S. II a. C., y actualmente se discrepa sobre su autoría: por un lado podría ser de Ptolomeo IV Filopator, faraón de la dinastía Ptolemaica o del rey nubio Adijalamani de Meroe.


                      El templo en su ubicación y estado de conservación antes de llegar a Madrid


El templo parece estar dedicado al Dios Amón de Debod, aunque se sabe que en cierto momento ganó importancia Isis u otras deidades locales, pero el mayor tiempo fue al dios Sol. Durante los diferentes reinados faraónicos, o de monarcas que conquistaron la zona, se fueron añadiendo capillas y salas. Hasta la llegada de los romanos se hicieron obras de ampliación: se construyó una pronaos de fachada hipóstila (columnas de orden floral, dos de los capiteles inacabados) con acceso flanqueado por intercolumnios. Relieves al exterior en los mencionados intercolumnios (Augusto ante Isis, Osiris, Amón de Dedob y Maahes). Decoración completa de los muros interiores del pronaos, además de la construcción de un edificio anexo, adosado al templo, que se ha venido considerando un mammisi. Lo de mammisi se lo inventó Champollion para denominar "casas de nacimiento divino", o para que podamos entenderlo, construcciones vinculadas y cercanas a los templos principales. En el año 1961, con la expedición de la UNESCO realizada y el templo desmontado pieza a pieza, el templo se trasladó cerca de Asuán. Allí permaneció hasta 1970 cuando en abril de ese año fue trasladado a Alejandría y en junio empezaron a enviarse las cajas hasta Valencia. De Valencia se transportaron por carretera hasta Madrid con un plano y un alzado de la planta. Hasta el 18 de julio de 1972, día de su inauguración, el templo sufrió un proceso de restauración siguiendo un método mediante el cual dejaban marcada la diferencia entre las piedras originales y las añadidas. Las piezas añadidas fueron traídas de la cantera de Villamayor, provincia de Salamanca. Ahí os lo dejo como dato. Y aquí es donde entramos en el debate de la conservación. Si pensamos en las condiciones climáticas de Egipto, mucho, lo que se dice mucho, no es que se parezcan a las nuestras. La piedra con la que está construido, evidentemente, está adaptada a esas condiciones climáticas, por lo que el frío y la lluvia de Madrid no le vienen nada pero que nada bien. Por ejemplo, en Estados Unidos el templo se encuentra en la ciudad de Nueva York, dentro del Museo Metropolitan. Y cuando digo dentro es dentro, con sus techos de cristal y totalmente resguardado de las inclemencias. Quizá esa sería la mejor solución y evitaría que la piedra se degradase. Pero ya estaríamos hablando de trasladar el edificio y meterlo en algún lado donde habría que pagar para verlo y no sería libre como hasta ahora (por fuera digo). El debate está servido.

              Reconstrucción del templo a su llegada a Madrid. Foto del ABC (1971)



      El exterior



                                                                        Maqueta del templo original

El exterior original del templo de Debod se muestra para nosotros muy diferente a como hoy lo podemos encontrar en Madrid. Originariamente se trataba de un recinto amurallado que mediante tres puertas dividían el espacio en tres recintos, el último de los cuales era en el que se encontraba el templo. Estas puertas, de las que solo conservamos dos, estaban erigidas cada una de ellas entre dos torres trapezoidales llamadas pilonos. Al ser los pilonos y la muralla construidos en adobe, no conservamos  nada de estas estructuras. Las puertas, aparte de servir para marcar lo que podríamos denominar como calzada procesional, también delimitaban los espacios a los que podían acceder los fieles ya que sólo los sacerdotes podían acceder a las dependencias del templo. Dichas puertas estaban decoradas con una cornisa oblicua denominada gola. También en el dintel de estas se puede encontrar el símbolo del disco solar alado esculpido. Como es habitual en el arte egipcio, todos los relieves del templo lucían una viva policromía de la que no nos ha quedado resto visible.


Fachada exterior del templo


Observando el aspecto exterior del templo, destaca su planta rectangular a la que le ha sido añadida una sala cuadrangular de menor tamaño y altura. Esta es la sala que se denomina mammisi y forma parte de las incorporaciones romanas al templo, de el que también forman parte los relieves inacabados de la fachada posterior, en los que muy difícilmente apreciamos la figura de dos dioses: Amón y Mahesa. La fachada principal es, sin duda alguna, la parte más destacable de la parte externa del templo. Esta construcción de época ptolemaica permitía el acceso al templo mediante cuatro grandes columnas cuyos capiteles imitan un conjunto de papiros atados, de estos capiteles solo dos fueron acabados. También se utilizaron intercolumnios, muros bajos que cierran el espacio entre columnas, que se encontraban decorados con relieves en los que aparecían escenas de ofrendas.



Decoración del templo a partir de restos e intepretaciones


El interior




Según entramos en el templo, nos encontramos con un vestíbulo o pronaos que va a dar lugar a las diferentes salas, algunas de ellas muy ricamente decoradas. La función que probablemente desempeñó fue como Sala del Altar, sin embargo, no ha sido corroborado.  La Sala Hipóstila conserva representaciones del Emperador Augusto del s. I a.C y el s. I d.C. donde se encuentra haciendo distintas ofrendas a los dioses. La capilla más antigua del templo es la  mandada erigir por Adijalamani (200-185 a.C.) y que lleva su nombre. Las paredes están decoradas con escenas rituales en las que el faraón aparece representado haciendo ofrendas a diversos dioses, principalmente a Amón y la diosa Isis. Como excepción, la pared este está dedicada a escenas en las que Tot y Horus se presentan ante Imhotep.


Serie de escenas de la Capilla Adijalamani

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La Capilla de Mammisi es de época romana aunque, y  como excepción en este tipo de capillas, se encuentra integrada en el templo. No posee decorado salvo un nicho que hay en el techo. Actualmente alberga un dintel del templo con una representación del disco solar alado.

Restos en la Capilla Mammisi

La Capilla de Aubet, lo que en el plano tenéis como antesala del naos,  está ubicada al norte de la capilla de Adijalamani y era utilizada para preparar las estatuas de los dioses ante la fiesta de Año Nuevo. Tampoco contiene ningún tipo de decoración. La Naos es la sala más sagrada del templo a la que solo tenían acceso los sacerdotes y el faraón. Estaba dedicada a guardar las estatuas de los dioses principales ante las cuales se realizaban los rituales


Pronaos y Naos



Las capillas laterales albergaban los altares y estatuas de otros dioses residentes en Debod. En ellas se realizaban ritos y ofrendas diarias, al mediodía y al atardecer. Las criptas eran lugares reducidos en los que se guardaban tanto los objetos sagrados del culto y otros objetos procedentes de las ofrendas como elementos simbólicos.




La Capilla Osiríaca, en la planta superior, es de forma cuadrangular con una ventana que da al sur. Aquí se celebraban los misterios de Osiris: se moldeaban imágenes del dios con una mezcla determinada de tierra y semillas de cereal, regándose con regularidad. El grano germinaba pasados unos días y del cuerpo del molde de la efigie divina surgían las plantas, que mostraban el símbolo de la resurrección del dios Osiris y con él, toda la creación. El Osiris Vegetante que se había conservado desde el año anterior, se bajaba de su capilla, siendo enterrado en lugar sagrado. 


Como veis es una capilla muy estrecha, a nosotros casi nos parece de paso

Subiendo la escalera de Debod llegamos a la terraza del templo, donde tenía lugar la ceremonia final de la Fiesta del Año Nuevo. Se preparaban las imágenes divinas para una pequeña procesión que se iniciaba en el interior del templo, desde las capillas y el santuario principal, concluyendo en la terraza. De este modo, las principales estatuas divinas del templo salían de sus capillas colocadas en otras más ligeras que transportarían los sacerdotes. Se les vestía y preparaba para la ceremonia, y eran trasladadas en procesión, ascendiendo los escalones que subían a la terraza. Una vez arriba, se practicaba la ceremonia de la exposición de las efigies divinas a la luz solar. Terminados los actos, las estatuas divinas regresaban a su santuario y capillas respectivas.


En la terraza encontramos una exposición donde nos cuentan la historia del Templo de Debod

Por último deciros que, si tenéis la oportunidad, no dejéis de visitarlo y ver su interior, ya que si exteriormente os va a encantar, el interior os va a sorprender. Una pena que haya muchos madrileños que no se hayan dignado a verlo por dentro.


2 comentarios:

  1. Gracias por la información, Egipto es una maravilla!

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  2. Gracias por la información, Egipto es una maravilla ;-)

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