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lunes, 7 de septiembre de 2015

El mundo griego de ultramar

Proceso colonizador en la Grecia Arcaica

    Hace unas pocas entradas os hablamos brevemente de los elementos básicos que caracterizan al mundo griego en la llamada Época Arcaica y al arte de dicha etapa. En esta nueva entrada os hablaremos de un aspecto concreto, la expansión de la cultura griega a otros territorios como el norte de África o Italia.



Causas de la salida al mar

    Entre las causas que llevan al inicio de este proceso colonizador se tiende a hablar tanto de la escasez de tierras cultivables como de un importante incremento demográfico. Estas dos causas vendrían de la mano, ya que si hay un número mayor de habitantes en un territorio necesitarán una mayor producción agrícola. Sin embargo es más que posible que el aumento demográfico no fuese ni tan alto ni tan decisivo a la hora de buscar asentamientos al otro lado del mar y sí lo fuese la evolución de la propiedad de la tierra.

    En este momento, s. VIII a.C., se estaría produciendo una concentración de tierras en manos de las grandes familias de la aristocracia. Los pequeños propietarios de tierras, con las sucesivas herencias, irían dividiendo su propiedad en parcelas cada vez más pequeñas, empobreciéndose a cada paso. Por otra parte tenemos una cuestión meramente económica y comercial. El continente griego no es un territorio rico en metales, necesarios para el desarrollo de las polis, sobre todo en tiempos de guerra. Por ello sería necesario establecer nuevos enclaves en zonas ricas en metales para su obtención y a su vez terrenos de cultivo para abastecer a estos “emporia”. Además de estas condiciones generales, existen casos concretos en los que se procede a la búsqueda de asentamientos coloniales a causa de conflictos internos o problemas puntuales como sequías.

    Para ser justos, la palabra “colonia” quizá no sea la más acertada, ya que su sería aplicable unicamente a las explotaciones agrícolas y no todos los asentamientos fueron de este tipo, pero para no liarnos demasiado será el que más utilicemos. Del mismo modo tenemos que decir que el fenómeno colonizador no es algo que se inicie en esta época, ya que es una práctica común desde la Edad Oscura, aunque a menor escala.

Proceso fundacional

    Antes de echarse a la mar a la búsqueda de nuevos asentamientos había un protocolo a seguir. En primer lugar se elegía a un líder de la expedición, que sería reconocido como fundador de la colonia. Éste era elegido entre los miembros de las clases altas que se embarcase en la aventura, tanto si se trataba de una expedición organizada por la polis o por una familia aristocrática en concreto. Posteriormente se acudía al Oráculo de Delfos para que diese el visto bueno al viaje y a la apropiación del territorio al que se llegase. Una vez superado el “papeleo” se emprendía el viaje en barcos de guerra de pequeño tamaño.

    En un primer momento se tiende a establecer las colonias en zonas costeras, donde la llegada de víveres o nuevos habitantes desde la polis de origen era más sencilla, y en terrenos elevados para defenderse de posibles ataques de los nativos. Según la colonia va creciendo y ganando importancia, se va haciendo necesario un terreno más amplio tanto para acoger a los pobladores como para autoabastecerse, por lo que muchas se trasladaran a mejores tierras en el interior. El trazado de estos asentamientos se hace mediante un plano regular, lo que facilitaba el reparto del territorio entre los colonos. Aunque en un principio se tiende a un reparto igualitario, no tardan en aparecer familias que se erigen como aristocracia, principalmente la familia del fundador, al que se rinde culto.

    En un inicio, las colonias mantienen estrechas relaciones con las polis de origen y aunque en un territorio cercano existan varias colonias, si estas tienen su origen en distintas polis la relación entre ellas es prácticamente nula. Sin embargo no tardarán en apoyarse entre sí cuando surja algún problema con la metrópolis, en defensa de sus intereses aunque, en general, las relaciones de las polis con sus colonias son amistosas, lo que ayuda a la expansión de cultura griega por todo el Mediterráneo.

Asentamientos en el Sur de Italia y Sicilia

    En estas zonas nos encontramos con establecimientos desde mediados del siglo VIII y el modo de vida de los colonos es prácticamente el mismo que en territorio griego, ya que las condiciones climáticas eran muy similares. La única cultura de la Península Itálica que podría hacerles sombra a los griegos era la etrusca, cuya organización política era muy similar, con ciudades-estado independientes. Bueno, también hay que tener en cuenta a las potencias extranjeras que también se estaban expandiendo por el mediterráneo, como los cartagineses. Como supongo que sabréis, a las colonias griegas del sur de Italia se las conoce como la Magna Grecia.

    La primera colonia fundada fue Pitecusa, en una isla frente a la costa napolitana, y posteriormente Cumas, en esa misma costa. Esta zona tenía muchos puntos positivos ya que disponía tanto de tierras fértiles como de buen acceso a materias primas. Además existía la posibilidad de comerciar con las ciudades etruscas del norte con las que existía una buena relación y que no pusieron impedimentos al establecimiento de las colonias griegas. Aunque no les haría tanta gracia cuando los griegos empezaron a expandir su área de influencia hacia el interior.

El Norte del Egeo y la zona de los estrechos

    Este territorio atrajo desde muy temprano el interés de los griegos por los mismos motivos que la Península Itálica, tenía muchas similitudes con el propio territorio griego, aunque en este caso el clima era más húmedo y frío. Los puntos fuertes de este territorio era la la existencia de buenas tierras para el cultivo y zonas montañosas de las que se podía obtener tanto madera como minerales. El principal punto negativo eran sus habitantes, los tracios, que normalmente se mostraron hostiles ante la presencia de los griegos. Esto era un problema de bastante importancia, ya que estamos hablando de un pueblo con vocación guerrera y que residían en ciudades fortificadas. La Península Calcídica, en la actual Macedonia, se va colonizando a lo largo del siglo VIII pero la colonia más importante será la de la isla de Thassos, llevada a cabo por otra polis insular, la de Paros. En Thassos existían unas ricas minas de oro y su colonización se llevó a cabo mediante el uso de la fuerza.

Los griegos fueron a Thassos por el oro, nosotros podríamos ir por cosas como ésta.
    Por otra parte, la zona del Bósforo y Dardanelos fue colonizada en un primer momento por Mileto y Megara, pero ven frenado su avance por los intereses de ciudades como Atenas o del reino de Lidia, en Asia Menor. Esta zona de los estrechos era muy importante ya que permitía controlar el comercio con el Mar Negro, lo que impulsó a los atenienses a fundar su primera colonia en Sigeo, a finales del s. VII, como veis ya en época tardía.

Zona del Mar Negro

    Esta zona no disponía, a priori, de unas condiciones favorables para los griegos ya que su clima era frío y las cordilleras montañosas se extienden hasta la costa haciendo difícil el acceso. Por ello, sólo los estuarios de los ríos permitían el establecimiento de colonias. Por otra parte, las condiciones de la costa, aunque dificultaban el acceso a ella, una vez se encontraba un puerto, otorgaban una buena protección al mismo. Otros puntos positivos de estos enclaves era la abundancia de sal y la buena pesca, así como la existencia de vías de comunicación hacia el interior.

    En cuanto a los pueblos autóctonos destacan sobre todo los escitas, con los cuales las relaciones fueron distintas según la situación de sus asentamientos. Con los reinos del interior se mantuvieron relaciones políticas y comerciales, mientras que los poblados cercanos a las colonias griegas fueron sometidos y sus pobladores utilizados como siervos. El papel comercial de estas colonias fue lo que facilitó las buenas relaciones con los escitas del interior, ya que estaban deseosos de hacerse con cerámica y otros productos griegos que eran vistos como símbolo de poder. La principal labor colonizadora en esta zona la llevó a cabo la polis de Mileto, centrándose en la zona occidental y septentrional.

Norte de África

    En esta zona las colonias griegas se situaron en el delta del Nilo y en la costa de Libia. En la zona de Egipto el único establecimiento griego fue la colonia de Naucratis, que se encontraba bajo la protección del faraón y su influencia fue prácticamente nula, ya que tuvieron que adaptarse a las exigencias de los gobernantes. La colonia más importante en este territorio es la de Cirene, en la costa libia, fundada por la polis de Tera, que tuvo que enviar una expedición en busca de tierras a causa de una fuerte sequía.

Cirene en la actualidad

Extremo Occidental

    En esta zona la presencia griega no fue tan importante como en las demás, destacando las colonias focenses de Massalia (Marsella) y Emporion (Ampurias). Las principales causas de la escasa presencia griega en estos territorios son lo lejanos que están del territorio griego y la fuerte presencia de fenicios y cartagineses, que no estaban por la labor de que los griegos les quitasen el negocio. Los primeros contactos con estos territorios se inician a mediados del s. VII, pero la primera colonia no funda hasta el año 600.


Relaciones con los indígenas

    Aunque ya hemos dicho como se desenvolvían las relaciones entre griegos e indígenas en las zonas de asentamiento, recopilamos los dos casos extremos. En la zona de Sicilia y del Sur de Italia los indígenas no representaban un peligro y fueron sometidos fácilmente. Con los pueblos más avanzados como los etruscos, las relaciones fueron amistosas y se produjo un flujo comercial fructífero para ambos. En la zona del Mar Negro los asentamientos griegos siempre tuvieron que contar con la buena voluntad de los reyes indígenas y en ocasiones tuvieron que renunciar a establecerse en algunos lugares como consecuencia de la hostilidad de los indígenas, como los tracios. Sin embargo en la mayoría de los casos estas relaciones fueron buenas dado el gran interés de los gobernantes indígenas por poseer productos de lujo de origen griego, mientras que los griegos por su parte obtenían productos agrícolas, materias primas,pieles e incluso esclavos. En algunos casos los griegos prestaron ayuda militar a estos gobernantes e las luchas por el poder con asentamientos vecinos.


    En resumen, la salida del mundo griego a ultramar a partir del s. VIII a.C. no se da como consecuencia de un colapso agrícola, demográfico o económico y no quedase otra que buscarse la vida por el mundo adelante. Más bien se trataría de una manera de progresar, sobre todo para las aristocracia media que se estaba viendo arrinconada por la aristocracia más poderosa y veía e esta salida la única forma de prosperar. Como ya os hemos explicado, esta colonización no se traduce en la conquista del territorio al modo romano, sino que se trata simplemente de la creación de enclaves con los que controlar los territorios cercanos y establecer relaciones con los poderes locales.

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