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jueves, 19 de marzo de 2015

El reinado de Carlos IV

De la Revolución Francesa al Motín de Aranjuez, un reinado herido de muerte

    Un 19 de marzo, día como en el que se escribe lo que vais a leer, pero de 1808 tiene lugar el “Motín de Aranjuez”, levantamiento que supondrá el golpe de gracia al reinado de Carlos IV. Lo que pasó después lo trataremos en su momento, cuando dediquemos una entrada a la Guerra de Independencia. Pero, ¿qué llevó a la monarquía a esta situación? Desde que accede al trono en 1788, un año antes del estallido de la Revolución Francesa, Carlos IV se va a encontrar entre la espada y la pared tanto en los problemas internos como en la política exterior. Pero sin adelantar nada más nos metemos en faena.



Primeros años de reinado


Retrato de Carlos IV


    Carlos IV sucede a su padre Carlos III en 1788, exactamente el 14 de diciembre. El inicio de su reinado irá en la misma línea que el de su antecesor, con un gobierno dirigido por el conde Floridablanca. Sin embargo esta continuidad de un gobierno ilustrado se verá truncada pronto. Justo seis meses después de su ascenso al trono, el 14 de julio de 1789 tiene lugar la “Toma de la Bastilla”, pistoletazo de salida de la Revolución Francesa. Este levantamiento popular que destruye los cimientos sobre los que se asienta el conocido como “Antiguo Régimen”, provoca el pánico entre las demás monarquías europeas ante el temor a un contagio.



    Las medidas que toma Floridablanca van orientadas a la ruptura de cualquier relación con Francia para evitar la propagación de ideas revolucionarias, lo que lleva a un mayor protagonismo de la Inquisición y de los sectores más retrógrados, que se habían mostrado siempre contrarios a las medidas ilustradas. A efectos prácticos, esto se traduce en un aumento del control fronterizo para evitar la entrada de elementos alborotadores. Al mismo tiempo inicia contactos diplomáticos para defender la legitimidad del rey francés, Luis XVI.


    Sin embargo, en 1792 Floridablanca es destituido en su cargo ya que esta postura contraria a la revolución podría acarrear problemas, ya que no ayudó a la situación del monarca francés. Al mismo tiempo, la oposición interna a estas medidas no hacía más que ahondar en la debilidad institucional de la monarquía. Ante esto Carlos IV encarga el gobierno al conde de Aranda, partidario de una oposición más moderada a la Revolución, centrada en presentar a España como mediadora entre Francia y las fuerzas contrarrevolucionarias, Prusia y Austria. Pero la derrota de estas dos potencias en la batalla de Valmy en septiembre de 1792 hacen que este afán de presentarse como mediador pierda sentido, porque no había nada en lo que mediar: la Revolución estaba asentada.

    Este fracaso de la política de Aranda y la creciente conflictividad interna, con protestas puntuales sobre todo en la capital, hacen que Carlos IV opte de nuevo por cambiar de gobierno. Las protestas no van únicamente en la línea del fracaso político en el tema francés, si no que la situación económica española era francamente precaria.

El primer gobierno de Godoy



Manuel Godoy


    Las políticas de los sectores tradicionales habían fracasado, tanto el aislamiento promovido por Floridablanca como la mediación militar de Aranda. El único sector claro en el que apoyarse que quedaba era el de la ilustración, cuya tendencia era la de seguir con la política de reformas de la época de Carlos III, sobre todo en el ámbito eclesiástico. Pero por otra parte esto no iría en la línea de calmar los ánimos y provocaría también tirantez en los otros sectores de la Corte. Por ello decide encargar el gobierno a alguien en principio ajeno a estos sectores y que contaba con su confianza personal y, sobre todo, con la de la reina (ejem). Este no es otro que Manuel Godoy.



    Godoy, nacido en una familia de la baja nobleza, había ido ganando protagonismo en la Corte gracias a su ambición pero sobre todo al apoyo recibido por parte de la reina, con la que se dice que se llevaba muy muy muy pero que muy bien. Cuando accede al gobierno a finales de 1792, y pese a que se había mostrado muy crítico con la política mediadora de Aranda, no le queda otra que seguir en la misma línea de neutralidad.


    Para los franceses, el nombramiento de Godoy es un síntoma más de la debilidad de la corona, ya que para ellos es un joven de veinticinco años sin la experiencia necesaria para el cargo. Al mismo tiempo también son conscientes de la escasa aceptación que tiene entre el pueblo, lo que unido a la debilidad militar española, les resultaría favorable en el caso de una guerra entre ambos países. El 21 de enero de 1793 Luis XVI es ejecutado y cualquier posible entendimiento con Francia se diluye: la guerra se convierte en algo inevitable. Pese a un buen inicio la guerra es un completo fracaso y desde 1794 las tropas españolas se ven obligadas a retirarse. En 1795 se firma La Paz de Basilea que viene a dejar claro que, una guerra que inició con la necesidad de reforzar la monarquía española frente a los revolucionarios franceses, concluye con una bajada de pantalones. En ella se le entrega la colonia de Santo Domingo a Francia a cambio de las plazas que estos ocuparon en la Península.

    Tras esto, en 1796, terminada ya la fase más radical de la revolución: Godoy firma el Tratado de San Ildefonso en el que España se convierte en aliado de Francia. Pues sí, tras odiarse a muerte por guillotinar al primo Luis, a los tres añitos ya tan amigos, pese a darse de leches por el camino. Esto tiene su explicación y es que, por mucho que te hubiesen fastidiado los franceses, peor era lo de tener ahí a los ingleses dando por saco en las colonias, fastidiándote el comercio con América. Y como las relaciones de la Francia revolucionaria con la monarquía inglesa eran bastante malas, pues que mejor amigos que los que tienen un enemigo común.

El segundo gobierno de Godoy



    Sin embargo una serie de derrotas en las colonias con los británicos, que conquistaron con la isla de Trinidad, hizo que Godoy fuese apartado del gobierno entre 1798 y 1800. Retomará el poder a exigencias del mismísimo Napoleón, que necesitaba el apoyo de España para la lucha contra Inglaterra y sabía que a Godoy lo podía convencer sin mayores problemas y Carlos IV tampoco puso pegas al nombramiento. Mediante la firma en 1801 del Convenio de Aranjuez la flota española se pone a las órdenes de Napoleón. En ese mismo año, y en la línea de la lucha contra Inglaterra, España declara la guerra a Portugal, principal aliado de los ingleses. Esta guerra acaba con el compromiso de Portugal de no permitir el atraque de buques ingleses en sus puertos, pero esto se cumpliría un poco de aquella manera.

    El fracaso de la lucha naval frente a los ingleses queda patente en la derrota franco-española en la Batalla de Trafalgar en 1805, la famosa victoria de la armada inglesa comandada por el comandante Nelson, aunque este murió en batalla. Esto lleva a Napoleón a cambiar de táctica y optar por la invasión terrestre de Portugal, por lo que necesita atravesar la Península con sus tropas, y aquí empieza el tomate.

Crisis final de la monarquía



Familia de Carlos IV, de Goya, ahí presente.



    Recapitulando nos encontramos con una corona dependiente de Francia en el contexto europeo, sobre todo tras la derrota en Trafalgar en la que se pierde toda la flota. La alianza con los franceses levantaba recelos en los sectores más tradicionales de la Corte y de la sociedad. Estos ponían como culpable de la situación primeramente a Manuel Godoy, por gobernar a su antojo y estar sometido a la voluntad de Napoleón. Como responsable secundario estaría el propio rey, al que se le acusa de ser falto de carácter y desentenderse del gobierno. A raíz de estos muchos ven en la figura del hijo del rey, Fernando, una alternativa de gobierno. En este momento tanto unos como otros establecen contactos con Napoleón para ganarse el apoyo del ya emperador para su causa, lo que viene a confirmar al francés algo que seguramente ya sabía: en España había un vacío de poder del que se podría aprovechar.

    El 27 de octubre de 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau en el que se permite a las tropas de Napoleón cruzar España para invadir Portugal. Prácticamente al mismo tiempo Fernando, el hijo del rey, es detenido por conspirar para provocar la abdicación su padre en lo que se conoce como la “Conjura del Escorial”. Bajo arresto domiciliario Fernando confiesa, sabedor de que esta vez había fracasado, y sus colaboradores son detenidos. Esto podría significar un reforzamiento de la posición de Godoy y Carlos IV, pero por el contrario cada vez Godoy tiene más enemigos y sus únicos apoyos serían el rey y la reina.

El Motín de Aranjuez



    El paso de las tropas francesas ahonda aún más en la crisis, ya que pese a que en teoría estaban de paso, comienzan a incumplir el tratado ocupando diversas plazas (Burgos, Barcelona, Salamanca....) y la población culpa de ello a Godoy. En el mes de marzo de 1808 Godoy empieza a desconfiar de las intenciones de Napoleón, a buenas horas, y decide trasladar a los monarcas a su residencia de Aranjuez. El motivo para esto era disponer de tiempo para huir al sur, a Sevilla para embarcarse hacia América como ya había hecho el rey de Portugal, si finalmente Napoleón decidía tomar la capital. Es decir, el plan A era salir por patas.

    Cuando estos supuestos planes de huida son conocidos por la población suponen la gota que colma el vaso. Hay que decir en este punto que el conocimiento de estos datos por parte del pueblo llano no sería un acto fortuito o casual, sino que sería una filtración por parte de la facción partidaria de Fernando VII para propiciar la caída de Godoy. Y así se produce, el 17 de marzo una multitud azuzada por el bando del príncipe, se planta frente al Palacio Real y otro contingente saquea la casa de Godoy.

    En un primer momento, en la mañana del día 18 Carlos IV decide destituir a Godoy, pero la protesta no cesa y exigen una medida más contundente. En la mañana del 19 se completa el plan del bando fernandino con la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, el ya Fernando VII, que por fin se hace con la corona que tanto ansiaba. En cuanto a Godoy, es encontrado esa misma mañana del 19 escondido en su casa, se dice que enrollado en una alfombra donde estuvo desde el asalto.

La claudicación ante Napoleón



Fernando VII, que salía siempre muy favorecido en los retratos.


    Tras esto, con Fernando VII como nuevo rey y con Napoleón hasta las narices de la tabarra que le estaban dando y al mismo tiempo deseoso de quitárselos de encima, padre e hijo son llamados en abril a Bayona (Francia). Allí les echa la bronca a los dos por inútiles, obliga a Fernando a devolverle la corona a su padre y a este a su vez a dársela a él para hacer lo que le plazca. Carlos IV, que seguramente ya estaría hasta el moño de todo esto y sólo querría pasar los años que le quedasen tranquilamente, accede sin mayor problema. A su vez Napoleón consigue que Fernando renuncie a ejercer cualquier futuro derecho sobre la corona a cambio de un castillo y una pensión anual de cuatro millones de reales. Sí, este señor que luego será llamado “El Deseado” por los que luchen contra los franceses les dio la corona a cambio de vivir como un rey pero sin serlo.


    Bueno, y hasta aquí el reinado de Carlos IV y sus desventuras. No deja de ser irónico que en el 19 de marzo, día del padre, se conmemore el aniversario del Motín de Aranjuez, en el que un hijo obliga a su padre a cederle la corona mediante un “levantamiento popular espontáneo”. Las comillas vienen a que ni fue tan popular ni mucho menos tan espontáneo, pero fue.

2 comentarios:

  1. ¡Bravo! Has conseguido que lea con interés una entrada que aúna a mis personajes históricos más aborrecidos (Carlos, María Luisa, Fernando, Godoy y, por supuesto, Napoleón). 1788 es el año de inflexión para mí. Mi «Non Plus Ultra» en cuanto a historia de España. A veces me pregunto seriamente si Carlos IV era realmente hijo de Carlos III. Luego miro los cuadros y se me pasa.

    No sabía que Floridablanca había iniciado el retroceso de las reformas ilustradas. Había oído que al poco de estallar la Revolución Francesa le habían destituido y siempre pensé que fue porque seguía con las medidas de la Ilustración. Gracias por sacarme del error.

    Ah, y muy fan de las indirectas sobre la relación entre María Luisa y Godoy.

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  2. Pues sí, de hecho a esas primeras medida aislacionistas y contrarrevolucionarias se las conoce como "El pánico de Floridablanca". Duró poco porque lo que estaba haciendo era tensar más la cuerda y no ayudaba a conseguir el principal objetivo de la corte española, salvar la cabeza de Luis XVI.

    En cuanto a lo de Godoy y la reina.... es lo que se comenta desde siempre, la verdad es que no tiene mayor trascendencia, pero un poco de cotilleo siempre viene bien.

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