De la Revolución Francesa al Motín de Aranjuez, un reinado
herido de muerte
Un 19 de marzo, día como en el que se escribe lo que vais
a leer, pero de 1808 tiene lugar el “Motín de Aranjuez”,
levantamiento que supondrá el golpe de gracia al reinado de Carlos
IV. Lo que pasó después lo trataremos en su momento, cuando
dediquemos una entrada a la Guerra de Independencia. Pero, ¿qué
llevó a la monarquía a esta situación? Desde que accede al trono
en 1788, un año antes del estallido de la Revolución Francesa,
Carlos IV se va a encontrar entre la espada y la pared tanto en los
problemas internos como en la política exterior. Pero sin adelantar
nada más nos metemos en faena.
Primeros años de reinado
Retrato de Carlos IV |
Carlos IV sucede a su padre Carlos III en
1788, exactamente el 14 de diciembre. El inicio de su reinado irá en la misma
línea que el de su antecesor, con un gobierno dirigido por el conde
Floridablanca. Sin embargo esta continuidad de un gobierno ilustrado
se verá truncada pronto. Justo seis meses después de su ascenso al
trono, el 14 de julio de 1789 tiene lugar la “Toma de la Bastilla”,
pistoletazo de salida de la Revolución Francesa. Este levantamiento
popular que destruye los cimientos sobre los que se asienta el
conocido como “Antiguo Régimen”, provoca el pánico entre las
demás monarquías europeas ante el temor a un contagio.
Las medidas que toma Floridablanca van orientadas a la ruptura de
cualquier relación con Francia para evitar la propagación de ideas
revolucionarias, lo que lleva a un mayor protagonismo de la
Inquisición y de los sectores más retrógrados, que se habían
mostrado siempre contrarios a las medidas ilustradas. A efectos
prácticos, esto se traduce en un aumento del control fronterizo para
evitar la entrada de elementos alborotadores. Al mismo tiempo inicia
contactos diplomáticos para defender la legitimidad del rey francés,
Luis XVI.
Sin embargo, en 1792 Floridablanca es destituido en su cargo ya
que esta postura contraria a la revolución podría acarrear
problemas, ya que no ayudó a la situación del monarca francés. Al
mismo tiempo, la oposición interna a estas medidas no hacía más que
ahondar en la debilidad institucional de la monarquía. Ante esto
Carlos IV encarga el gobierno al conde de Aranda, partidario de una
oposición más moderada a la Revolución, centrada en presentar a
España como mediadora entre Francia y las fuerzas
contrarrevolucionarias, Prusia y Austria. Pero la derrota de estas
dos potencias en la batalla de Valmy en septiembre de 1792 hacen que
este afán de presentarse como mediador pierda sentido, porque no
había nada en lo que mediar: la Revolución estaba asentada.
Este fracaso de la política de Aranda y la creciente
conflictividad interna, con protestas puntuales sobre todo en la
capital, hacen que Carlos IV opte de nuevo por cambiar de gobierno.
Las protestas no van únicamente en la línea del fracaso político
en el tema francés, si no que la situación económica española era
francamente precaria.
El primer gobierno de Godoy
Manuel Godoy |
Las políticas de los sectores tradicionales habían fracasado,
tanto el aislamiento promovido por Floridablanca como la mediación
militar de Aranda. El único sector claro en el que apoyarse que
quedaba era el de la ilustración, cuya tendencia era la de seguir
con la política de reformas de la época de Carlos III, sobre todo
en el ámbito eclesiástico. Pero por otra parte esto no iría en la
línea de calmar los ánimos y provocaría también tirantez en los
otros sectores de la Corte. Por ello decide encargar el gobierno a
alguien en principio ajeno a estos sectores y que contaba con su
confianza personal y, sobre todo, con la de la reina (ejem). Este no
es otro que Manuel Godoy.
Godoy, nacido en una familia de la baja nobleza, había ido
ganando protagonismo en la Corte gracias a su ambición pero sobre
todo al apoyo recibido por parte de la reina, con la que se dice que
se llevaba muy muy muy pero que muy bien. Cuando accede al gobierno a
finales de 1792, y pese a que se había mostrado muy crítico con la
política mediadora de Aranda, no le queda otra que seguir en la
misma línea de neutralidad.
Para los franceses, el nombramiento de Godoy es un síntoma más
de la debilidad de la corona, ya que para ellos es un joven de
veinticinco años sin la experiencia necesaria para el cargo. Al
mismo tiempo también son conscientes de la escasa aceptación que
tiene entre el pueblo, lo que unido a la debilidad militar española, les resultaría favorable en el caso de una guerra entre ambos
países. El 21 de enero de 1793 Luis XVI es ejecutado y cualquier
posible entendimiento con Francia se diluye: la guerra se convierte
en algo inevitable. Pese a un buen inicio la guerra es un completo
fracaso y desde 1794 las tropas españolas se ven obligadas a
retirarse. En 1795 se firma La Paz de Basilea que viene a dejar claro
que, una guerra que inició con la necesidad de reforzar la monarquía
española frente a los revolucionarios franceses, concluye con una
bajada de pantalones. En ella se le entrega la colonia de Santo
Domingo a Francia a cambio de las plazas que estos ocuparon en la
Península.
Tras esto, en 1796, terminada ya la fase más radical de la
revolución: Godoy firma el Tratado de San Ildefonso en el que España
se convierte en aliado de Francia. Pues sí, tras odiarse a muerte
por guillotinar al primo Luis, a los tres añitos ya tan amigos, pese
a darse de leches por el camino. Esto tiene su explicación y es que,
por mucho que te hubiesen fastidiado los franceses, peor era lo de
tener ahí a los ingleses dando por saco en las colonias,
fastidiándote el comercio con América. Y como las relaciones de la
Francia revolucionaria con la monarquía inglesa eran bastante malas,
pues que mejor amigos que los que tienen un enemigo común.
El segundo gobierno de Godoy
Sin embargo una serie de derrotas en las colonias con los
británicos, que conquistaron con la isla de Trinidad, hizo que Godoy
fuese apartado del gobierno entre 1798 y 1800. Retomará el poder a
exigencias del mismísimo Napoleón, que necesitaba el apoyo de
España para la lucha contra Inglaterra y sabía que a Godoy lo podía
convencer sin mayores problemas y Carlos IV tampoco puso pegas al
nombramiento. Mediante la firma en 1801 del Convenio de Aranjuez la
flota española se pone a las órdenes de Napoleón. En ese mismo año, y en la línea de la lucha contra Inglaterra, España declara la
guerra a Portugal, principal aliado de los ingleses. Esta guerra
acaba con el compromiso de Portugal de no permitir el atraque de
buques ingleses en sus puertos, pero esto se cumpliría un poco de
aquella manera.
El fracaso de la lucha naval frente a los ingleses queda patente
en la derrota franco-española en la Batalla de Trafalgar en 1805, la
famosa victoria de la armada inglesa comandada por el comandante
Nelson, aunque este murió en batalla. Esto lleva a Napoleón a
cambiar de táctica y optar por la invasión terrestre de Portugal,
por lo que necesita atravesar la Península con sus tropas, y aquí
empieza el tomate.
Crisis final de la monarquía
Familia de Carlos IV, de Goya, ahí presente. |
Recapitulando nos encontramos con una corona dependiente de
Francia en el contexto europeo, sobre todo tras la derrota en
Trafalgar en la que se pierde toda la flota. La alianza con los
franceses levantaba recelos en los sectores más tradicionales de la
Corte y de la sociedad. Estos ponían como culpable de la situación
primeramente a Manuel Godoy, por gobernar a su antojo y estar
sometido a la voluntad de Napoleón. Como responsable secundario
estaría el propio rey, al que se le acusa de ser falto de carácter
y desentenderse del gobierno. A raíz de estos muchos ven en la
figura del hijo del rey, Fernando, una alternativa de gobierno. En
este momento tanto unos como otros establecen contactos con Napoleón
para ganarse el apoyo del ya emperador para su causa, lo que viene a
confirmar al francés algo que seguramente ya sabía: en España
había un vacío de poder del que se podría aprovechar.
El 27 de octubre de 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau en
el que se permite a las tropas de Napoleón cruzar España para
invadir Portugal. Prácticamente al mismo tiempo Fernando, el hijo
del rey, es detenido por conspirar para provocar la abdicación su
padre en lo que se conoce como la “Conjura del Escorial”. Bajo
arresto domiciliario Fernando confiesa, sabedor de que esta vez había
fracasado, y sus colaboradores son detenidos. Esto podría significar
un reforzamiento de la posición de Godoy y Carlos IV, pero por el
contrario cada vez Godoy tiene más enemigos y sus únicos apoyos
serían el rey y la reina.
El Motín de Aranjuez
El paso de las tropas francesas ahonda aún más en la crisis, ya
que pese a que en teoría estaban de paso, comienzan a incumplir el
tratado ocupando diversas plazas (Burgos, Barcelona, Salamanca....) y
la población culpa de ello a Godoy. En el mes de marzo de 1808 Godoy
empieza a desconfiar de las intenciones de Napoleón, a buenas horas,
y decide trasladar a los monarcas a su residencia de Aranjuez. El
motivo para esto era disponer de tiempo para huir al sur, a Sevilla
para embarcarse hacia América como ya había hecho el rey de
Portugal, si finalmente Napoleón decidía tomar la capital. Es
decir, el plan A era salir por patas.
Cuando estos supuestos planes de huida son conocidos por la
población suponen la gota que colma el vaso. Hay que decir en este
punto que el conocimiento de estos datos por parte del pueblo llano
no sería un acto fortuito o casual, sino que sería una filtración
por parte de la facción partidaria de Fernando VII para propiciar la
caída de Godoy. Y así se produce, el 17 de marzo una multitud
azuzada por el bando del príncipe, se planta frente al Palacio Real
y otro contingente saquea la casa de Godoy.
En un primer momento, en la mañana del día 18 Carlos IV decide
destituir a Godoy, pero la protesta no cesa y exigen una medida más
contundente. En la mañana del 19 se completa el plan del bando
fernandino con la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, el ya
Fernando VII, que por fin se hace con la corona que tanto ansiaba. En
cuanto a Godoy, es encontrado esa misma mañana del 19 escondido en
su casa, se dice que enrollado en una alfombra donde estuvo desde el
asalto.
La claudicación ante Napoleón
Fernando VII, que salía siempre muy favorecido en los retratos. |
Tras esto, con Fernando VII como nuevo rey y con Napoleón hasta
las narices de la tabarra que le estaban dando y al mismo tiempo
deseoso de quitárselos de encima, padre e hijo son llamados en abril
a Bayona (Francia). Allí les echa la bronca a los dos por inútiles,
obliga a Fernando a devolverle la corona a su padre y a este a su vez
a dársela a él para hacer lo que le plazca. Carlos IV, que
seguramente ya estaría hasta el moño de todo esto y sólo querría
pasar los años que le quedasen tranquilamente, accede sin mayor
problema. A su vez Napoleón consigue que Fernando renuncie a ejercer
cualquier futuro derecho sobre la corona a cambio de un castillo y
una pensión anual de cuatro millones de reales. Sí, este señor que
luego será llamado “El Deseado” por los que luchen contra los
franceses les dio la corona a cambio de vivir como un rey pero sin
serlo.
Bueno, y hasta aquí el reinado de Carlos IV y sus desventuras. No
deja de ser irónico que en el 19 de marzo, día del padre, se
conmemore el aniversario del Motín de Aranjuez, en el que un hijo
obliga a su padre a cederle la corona mediante un “levantamiento
popular espontáneo”. Las comillas vienen a que ni fue tan popular
ni mucho menos tan espontáneo, pero fue.
¡Bravo! Has conseguido que lea con interés una entrada que aúna a mis personajes históricos más aborrecidos (Carlos, María Luisa, Fernando, Godoy y, por supuesto, Napoleón). 1788 es el año de inflexión para mí. Mi «Non Plus Ultra» en cuanto a historia de España. A veces me pregunto seriamente si Carlos IV era realmente hijo de Carlos III. Luego miro los cuadros y se me pasa.
ResponderEliminarNo sabía que Floridablanca había iniciado el retroceso de las reformas ilustradas. Había oído que al poco de estallar la Revolución Francesa le habían destituido y siempre pensé que fue porque seguía con las medidas de la Ilustración. Gracias por sacarme del error.
Ah, y muy fan de las indirectas sobre la relación entre María Luisa y Godoy.
Pues sí, de hecho a esas primeras medida aislacionistas y contrarrevolucionarias se las conoce como "El pánico de Floridablanca". Duró poco porque lo que estaba haciendo era tensar más la cuerda y no ayudaba a conseguir el principal objetivo de la corte española, salvar la cabeza de Luis XVI.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de Godoy y la reina.... es lo que se comenta desde siempre, la verdad es que no tiene mayor trascendencia, pero un poco de cotilleo siempre viene bien.