DESCRIPCIÓN DE TU IMAGEN DESCRIPCIÓN DE TU IMAGEN DESCRIPCIÓN DE TU IMAGEN DESCRIPCIÓN DE TU IMAGEN

martes, 24 de marzo de 2015

Grandes descubrimientos

Las excavaciones de Pompeya y Herculano:
la recuperación de un legado sin precedentes

   Ayer fue el aniversario del comienzo de las excavaciones con más repercusión dentro del público ajeno a las noticias arqueológicas: Pompeya y Herculano. Es sorprendente que, siendo una historia tan conocida, se sigan cometiendo errores tan garrafales dentro de la misma que están clavados a martillo en la mente de muchas personas. En esta entrada nos vamos a centrar en esas excavaciones que dieron lugar a estas joyas arqueológicas y que no han terminado a día de hoy, ni mucho menos. Pompeya aún tiene muchos secretos que descubrirnos y quién sabe qué saldrá a la luz el día de mañana si Don Dinero y Don Interés dan un respiro a la Cultura.




    Lo primero que debemos tener en cuenta es que el legado romano había quedado bastante dañado con el paso del tiempo. La caída del Imperio Romano y la consiguiente crisis económica hizo que los edificios se abandonasen sin ningún tipo de cuidado. Roma quedó en manos de la Iglesia que no tuvo el suficiente poder económico primero y conocimiento después para cuidar el legado de sus antepasados. Fue en el Renacimiento cuando ese interés por el pasado se reavivó, pero muchos de los edificios se habían convertido en viviendas y otros habían sido utilizados como cantera. En tiempos difíciles, los edificios del Foro habían sido un buen lugar de extracción de mármol, por lo que las estructuras quedaron dañadas y a la intemperie, lo que hizo que muchos se perdieran para siempre. Incluso la Iglesia con el paso del tiempo dejó que esta situación se quedara así, beneficiándose ellos de las materias primas que ofrecían. Eso sí, en esta vida ni todos son tan malos ni todos tan buenos, y es que si muchos de los edificios se han conservado a día de hoy fue porque la Iglesia los utilizó y los protegió, como es el caso del Panteón, que fue durante muchos siglos iglesia o el Coliseo, que después de haber sido dañado en su estructura por el terremoto de 1349 y sus piedras utilizadas para edificios públicos como hospitales, se consagró como lugar santo en honor a los mártires cristianos. Pero cuando en el s. XVIII comienza el interés por las excavaciones arqueológicas y las antigüedades de manera científica y no tanto desde el punto de vista del coleccionismo, no tenían datos sobre la vida cotidiana. Y aún más importante: son pocos los vestigios de pintura griega y romana que se había conservado. Mientras que los arquitectos y escultores renacentistas tuvieron grandes ejemplos para estudiar y recuperar el saber greco-romano, los pintores tuvieron que empezar desde cero. Y esto es lo que van a aportar de manera más novedosa el descubrimiento de estas ciudades: el conocimiento de la vida cotidiana romana, el estudio de los espacios menos públicos y la recuperación de la pintura romana que se creía perdida. Muchísimos datos que a día de hoy nos siguen sorprendiendo y que aportaron una base de conocimiento científico sin precedentes.

Carlos III que siempre tuvo cara de simpático

María Amalia de Sajonia, bastante mona la verdad
    El momento en que los hallazgos salen a la luz se enmarca en el Reino de las dos Sicilias. La llegada de Carlos de Borbón y su esposa María Amalia de Sajonia, propició un impulso y sistematización de excavaciones que ya se había iniciado de manera esporádica por toda Europa para el enriquecimiento propio de nobleza y gente adinerada. Este incremento de las intervenciones arqueológicas hace que entremos en un momento crucial en la historia del estudio de la Antigüedad, puesto que el reguero de información era constante. La familia real conocía la repercusión de estas excavaciones desde el momento en que se descubre Herculano, por lo que durante todo su reinado napolitano va a financiar la excavación de las tres ciudades que salieron a luz, siendo la tercera la de Estabia, la exploración de otros yacimientos en distintos lugares del reino, la restauración, publicación y estudio de los materiales arqueológicos y la creación de un museo en Portici, donde poder conservarlos. Cuando Carlos III se viene a España, sigue de cerca y con interés la progresión de estos descubrimientos gracias a su regente en Nápoles, Tanucci, que le informará de todos los avances.





Herculano

    En 1711 el príncipe austriaco D’Elboeuf, comienza una excavación arqueológica junto con el arquitecto napolitano Giusepee Stendardo. Había tenido constancia por determinadas autoridades locales de unos descubrimientos, pues hacía tiempo que un habitante de la zona había encontrado un conjunto de esculturas romanas en mármol y bronce. Después de comunicárselo es cuando decide realizar excavaciones arqueológicas en un punto que se conoce como Pozo de D’Elboeuf, que da a la cávea del Teatro de Adriano. Es una excavación muy complicada porque se encuentra bajo una gruesa y dura capa de lava fosilizada, no como en Pompeya donde nunca llegó la lava. Para poder sacar los objetos que se encontraban, se realizaron conejeras, es decir, túneles subterráneos que permitían llegar a la obras que interesaban sin tener que retirar toda la capa de lava dura. Además esto permitía no dañar la estructura de los edificios. Pero por si esto fuera poco, también tuvieron que enfrentarse a dos poblaciones modernas superpuestas que sólo complicaron los trabajos. Muchos objetos pequeños, por el contrario, fueron destruidos durante este proceso porque no interesaban; el verdadero interés residía en las estatuas y el mármol. Debido a este procedimiento, gran parte de la comunidad científica se llevó las manos a la cabeza, entre ellos el famoso Winckelman, al que no dejaron acercarse a las excavaciones para que no diera la lata. Habían de pasar algunos años hasta que Carlos de Borbón compra como lugar de recreo la finca de Portici, empezando las obras de acondicionamiento del lugar para que un grupo de ingenieros militares comenzaran en trabajo, entre ellos el español Roque Joaquín de Alcubierre. Pocos meses después se dará con un descubrimiento espectacular: la inscripción identificativa del Teatro de Herculano. Donará sus colecciones a Eugenio de Saboya, las piezas pasarán a ser posesión del elector de Sajonia, Augusto de Sajonia, padre de la mujer de Carlos de Nápoles. Por herencia familiar esas primeras obras encontradas le llegarán a Carlos. Es una excavación para el rey, no se reciben visitas en estas excavaciones y el objetivo del material será destinado al Palacio real de Portici para decorar las estancias y crear una colección con el tiempo. Utilizará Herculano como una cantera para la construcción de su palacio real. 


Vista aérea de la ciudad de Herculano


    Pero si hay que destacar algo en Herculano, es la Villa de los Papiros. Es la única biblioteca de la antigüedad que nos ha llegado. Es una biblioteca Epicúrea, en ese jardín tenía una importante colección de escultura, y también encontramos una galería de retratos ilustres que estaban dispersos por el jardín conformando una colección de retratos de personajes de relevancia. Y para no contaros como era, si no que podáis verlo, os dejo un vídeo y que os lo cuenten un poco los italianos.






    Como habéis podido ver en el vídeo, hubo una exposición en La casa del lector del Matadero de Madrid y algunos tuvimos la suerte de poder pasearnos entre los papiros. Por si alguien no se ha enterado, La Villa de los Papiros se extendía a lo largo de 250 metros, paralelos a la línea de la costa. Estaba compuesta por un grupo de habitaciones y un jardín con piscina que tenia vista panorámica. Las dimensiones del edificio son impresionantes: un gran peristilo de 100 metros de largo con 25 columnas sobre los lados mayores, y una piscina de 66 metros. Todo el conjunto es llamado Villa de los Papiros, porque allí fue encontrada una biblioteca con unos 2000 papiros carbonizados, pertenecientes a una antigua biblioteca filosófica con textos en griego. Actualmente estos se conservan en la Biblioteca Nacional de Nápoles. Además de los papiros fueron hallados espléndidos pisos de mosaico, notables fragmentos de frescos, y sobre todo ciclos completos de esculturas de bronce y en mármol, hoy conservados en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Las excavaciones más recientes en los años 90 descubrieron una domus romana, un gran complejo termal rectangular y también algunas viviendas puestas en el extremo nor-occidental de la ciudad. Además se excavó el área del atrio de la Villa de los Papiros con una espléndida terraza con columnas y fachada al mar, que restituyó refinados pavimentos de mosaico y finas decoraciones pictóricas. El nombre del propietario es aún hoy incierto, pero son numerosas las hipótesis presentadas. La más acreditada, basada en la presencia en la Villa de las obras del filosofo epicúreo Filodemo de Gádara, es identificarlo con Lucius Calpurnius Piso Cesoninus, suegro de César. Otra hipótesis es que el propietario era Appius Claudius Pulcher, cónsul en el 38 a. C, amigo de Cicerón, que tenía intereses en el área herculanense. Y si aún os habéis quedado con ganas de verla y lo de las ruinas no os llama, siempre podéis ir a Malibú  donde se encuentra la Getty Villa, el centro dedicado a las artes de Grecia, Roma y Etruria de California y es, nada más y nada menos, que una recreación de la Villa de los Papiros.


    Los preciosos rollos negros no fueron reconocidos enseguida como tales (en efecto, en principio se creyó que fuera una carbonera). Estos fueron después pacientemente desenrollados y descifrados, aunque evidentemente no todos, restituyendo textos epicúreos. De las tantas obras contenidas allí, sólo algunas decenas están en latín, todas las demás están en griego. Cuando escuchéis en algún programa lo actual que es que estos texto se desenrollen, pensad que se lleva haciendo desde que se encontraron en el s. XVIII y la cantidad de ellos que gracias al la labor de los investigadores se han podido descifrar. El inventor de a máquina que permitía extender los papiros fue el  Abad Antonio Piaggio.




La susodicha máquina

Fragmento de un volumen restaurado

   Como os he comentado antes, quizá lo que más nos aporta este tipo de excavaciones sea el conocer como sería el día a día en esta época, el tipo de alimentación y las costumbres, y os puedo decir que no nos diferenciamos tanto. De hecho, una de las cosas más curiosas que se podían encontrar en la exposición era una pintada política en contra del gobernante de turno. ¿Veis como no hemos inventado casi nada?



Pintada



Algunas de los retratos de personajes famosos


Pompeya


    Sin dejar de excavar en Herculano, las noticias de la existencia de otra población antigua con idénticos elementos arqueológicos vuelven la mirada hacia la que en 1763 será identificada como Pompeya. Sin embargo, Estabia se identificará en 1749, siendo la ciudad más famosa la última en conocerse por su verdadero nombre. Al igual que en Herculano, las excavaciones de Pompeya estuvieron dirigidas por ingenieros militares capaces de topografiar tanto las galerías como el exterior y posteriormente elaborar planos e informes que permitían conocer el terreno y documentar el progreso de la excavación con informes semanales. Cuando Roque Joaquín de Alcubierre muere en 1780 es sustituido primero por Francisco Rorro, Pedro Bardet, Carlos Weber y Franscisco de la Vega. 




Vista aérea de Pompeya

  

    Poco después se entra en una de las etapas más activas y productivas: llega al trono el Mariscal Joachim Murat en 1808, directamente puesto ahí por Napoleón. Su esposa Carolina, hermana del susodicho emperador, se mostró siempre muy interesada por esta excavaciones y controló personalmente los trabajos de Pietro La Vega, hermano de Francisco. Durante estos años se excavó el perímetro de la muralla, las puertas de la ciudad y algunas de las casas más importante. Junto a esto, se comenzaron las excavaciones en el foro, pero de manera aislada. Tras la restauración de los Borbones, los trabajos fueron más lentos por la falta de presupuesto, aunque se excavaron edificios tan célebres como la Casa del Fauno, donde se encuentra el mosaico de la batalla de Alejandro Magno y Darío I. Durante todo este tiempo las excavaciones estuvieron abiertas al público que podía visitar los nuevos hallazgos cuando le complaciese. Y como no eran tontos, construyeron una estación de ferrocarril y los primeros hoteles y restaurantes para los viajeros. Ya supieron verle el negocio al asunto. 

   Cuando los Borbones cayeron y Nápoles se incorporó al reino de Italia, asumió la dirección de las excavaciones uno de los arqueólogos más famosos de la época, el italiano Giuseppe Fiorelli. Impuso un riguroso método arqueológico que consistió en dividir Pompeya en nueve calles subdivididas en ínsulas o manzanas y umbrales, dando a las viviendas una numeración para poder identificarlas. De hecho, si vais a Pompeya, se sigue manteniendo esta numeración que está puesta en cada una de las casas. Además estableció que la excavación de los edificios debía ser desde arriba para que no se desplomaran, pues pensad que los edificios seguían en pie, pero la madera se había quemado por las cenizas. De esta manera se podían poner tablones nuevos y que las construcciones quedaran en pie con mucho menos trabajo. Además, fue Fiorelli el que se dio cuenta de que había huecos de vez en cuando a medida que se excavaba. Al principio no se sabía la causa de estas bolsas de aire y decidió rellenarlas de yeso. Cuando sacaron los moldes se dieron cuenta de que se trataba de la forma que habían dejado los cuerpos sin vida de los habitantes de la ciudades. Y este es otro de los errores más comunes, pensar que lo que vemos en las imágenes son los cuerpos propiamente dicho. Pues no. Gracias al yeso se pudieron recuperar las formas e incluso, en algunas ocasiones, se han podido recuperar huesos que han quedado pegados al yeso y que aún se pueden apreciar. Es impactante ver los cuerpos en rigor mortis, perros atados, quizá una mujer embarazada, gente intentado taparse la cara, etc. Porque, lo voy a volver a repetir, a Herculano llegó la lava, pero a Pompeya no. La gente no huyó de Pompeya pensando que era un terremoto que venían siendo habituales por la actividad volcánica. Cuando estalló el volcán, el cielo se cubrió de ceniza, pero como podían seguir respirando y la lava no parecía un peligro, siguieron muchos en la ciudad recogiendo sus objetos personales y preparando la huida. El problema fue cuando gases tóxicos emanaron, y eso fue lo que acabó con las personas que aún quedaban, dando testimonio sus cuerpos que durante lo que duró la erupción, fueron poco a poco sepultados por la ceniza, por lo que luego se convertiría en la conocida piedra pómez. Muchos de los datos los conocemos por Plinio el Viejo,que se encontraba en una embarcación gubernamental cercana y lo vio todo desde lejos. En Pompeya se encontraba en ese momento un muy buen amigo suyo y decidió ir en su busca para advertirle y comprobar si quedaban supervivientes. Nunca más regresó. Pero de estos detalles hablaremos más adelante y con detalle.




Uno de los cuerpos con el hueso del cráneo y algunos dedos






    








Pan carbonizado











    Gracias a que muchos objetos quedaron sepultados, se ha podido conocer, por ejemplo, los alimentos que se consumían, con una dieta a base de cereales y algo de carne. Hacían diferentes tipos de pan y consumía aceite de oliva y leche de bufala con la que hacían la mozarella. De hecho, nos contaba el guía napolitano que en el pan que os muestro arriba, querían ver la primera pizza de la historia. Geniales. Pero si algo nos ha dado Pompeya ha sido la pintura. Gracias a la Villa de los Misterios que acaba de restaurarse, los historiadores del arte podemos dividir el arte romano en estilo del I al IV y que se pueden aplicar a todo el Imperio. Técnicas como la profundidad y el espacio eran totalmente conocidas. Y otro de los grandes descubrimientos, y con esto acabo, fue el Anfiteatro. Como todos sabéis, el anfiteatro es lo que obtenemos al unir dos teatros por el medio. Pues bien, resulta que nos encontramos ante el primer anfiteatro de piedra conocido que sirvió como modelo a los que vendrán después. Actualmente, quedan 25 hectáreas, un tercio de lo excavado, sin sacar a la luz. Pompeya aún guarda muchos secretos para nosotros. 


Anfiteatro de Pompeya


   

2 comentarios:

  1. Qué bueno leer por aquí algo de Pompeya y Herculano. Puede que estén algo mitificadas (cuando visité Pompeya me decepcionó un poco) pero, por supuesto, son uno de los grandes tesoros de la arqueología romana.

    Solo me ha surgido una duda al leer la entrada. Cuando dices que el anfiteatro de Pompeya es el único de piedra conocido, ¿te refieres a anfiteatros de esa época, verdad?

    Por último, simplemente me queda decir: Todos somos Winckelman.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me he expresado mal, ahora mismo lo cambio. Quería decir que fue el primer anfiteatro en piedra construido y sirvió como ejemplo para los demás.

      Gracias por la advertencia

      Eliminar